Longoevus-a-um


La Iglesia católica no jubila a sus sacerdotes. Este fin de semana muchos han tenido noticias, por vez primera, de los benedictinos Agirre (Lazkao) y Etxehandi (Belok). Ambos dos septuagenarios, ambos dos detenidos por las policías franco-españolas por su actividad.

Y es que no paran, ni ellos, ni Setién, ni Rouco, ni el mismísimo Papa el pobre. Lo del Papa, admitámoslo, es ya otro cantar.

Yo que, curiosamente, soy más practicante que creyente, observo con curiosidad y, sobre todo, con mucho interés la participación cotidiana y activista de los gerens (-entis) en los quehaceres terrenales. Y siento envidia de que en mi entorno (vuelvo a repetir: soy del PNV) nuestros mayores no participen tanto (....) en puestos de mando, de cargo, de influencia, siendo como son los más numerosos en la afiliación.

A este ritmo de crecimiento vegetativo dentro de 15 años los mayores de 65 años serán (seremos) el 30-35% de la población total. Un sector con ese peso tiene que que estar activo, y ser activista.

Por lo que aprovecho esta tribuna para pedir al lehenedakari que promulgue una ley de igualdad de edades, de discriminación positiva de nuestros mayores. Pido que un porcentaje de nuestros cargos internos, cargos públicos, parlamentarios, (...) sean mayores de 65 años.

¿Cuántos? Propongo para empezar el mismo porcentaje que se aplica a las mujeres: 40/50%. ¿Qué os parece?