Ansias de poder e intereses privados


Es curioso el cambio de discurso que últimamente está operando en la izquierda abertzale en relación al PNV. Hasta el presente, y aún hoy día, siempre ha sido tildado (el PNV) de colaborador del españolismo y contrario a los intereses abertzales (así, genéricamente).

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Desde que Juan José Ibarretxe se puso al timón de una propuesta atrevida —y más rupturista que reformista— algo ha cambiado en ese mundo, aunque es más acertado decir que algo han perdido. Y no precisamente algo banal, sino sustancial: el discurso.

Es nuestro lehendakari (decir el gobierno sería excesivo) quien se ha hecho con su discurso. Ibarretxe habla de Euskal Herria, tanto que hasta el Presidente del Consejo de Estado, aún reculando, admite la existencia de una comunidad nacional a ambas laderas de los Pirineos. Nuestro lehendakari habla del inalienable derecho de libre determinación de los vascos, de todos ellos. Se saca una Ley de igualdad de hombres y mujeres que supera en progresía a las chicas de Egizan. Y, para culminar, le hecha huevos y dice que aquí se consulta al pueblo, lo cual, por cierto, aunque con la boquita pequeña, también lo ha admitido ZP.

¿Y qué les queda para zumbarnos? Pues el recurrente panigírico izquierdista y social: ansias de poder, intereses privados, fraude al bienestar, (…) No seré yo quien les enmiende la plana. Y además, lo mejor de una democracia es que el poder coexista con quien desde la oposición le zurre, le saque los colores y, si es el caso, le mande a casita. Todo eso es democrático.

Y tampoco les quito razón cuando en el editorial de hoy mismo de “Gara”, relativo a la postura cuasi-fascista del fiscal general respecto de la candidatura Aukera Guztiak, dice literalmente: “La cuestión que debiera plantearse seriamente el lehendakari como convocante de los comicios y aquellos partidos que dicen estar en contra de los desmanes que están cometiendo desde el Pacto PSOE-PP, es si en estas condiciones pueden celebrarse unas elecciones con normalidad, si realmente están dispuestos a mirar para otro lado y, por sus ansias de poder, conceder plena legitimidad a un estado que espía a sus administrados y a un parlamento que sólo habrá podido ser votado y compuesto por aquellos a los que el Gran Hermano que describió Orwell todavía no ha quitado su carta de ciudadanía”. No, es más que posible que estén en lo cierto cuando afirman que en el PNV haya ansias de poder, incluso de eternizarse en el poder. Pero también en el PSOE, el PP, IU, (…) y en la propia izquierda abertzale denominada oficial, o acaso hemos olvidado el enorme rebote que pillaron cuando (ilegítimamente, hay que decirlo) les desbancaron de sus particulares “chiringuitos” municipales?

De ahí a acusar al PNV de confundir el desarrollo nacional con sus intereses partitarios va un trecho, y todo porque no participan de uno de los innumerables inventos de la izquierda abertzale (¿es ahí donde están cómodos los de EA?), concretamente en el Foro de Debate Nacional.

Esas acusaciones vertidas por I. Soto en el diario “Berria” sí me dislocan un tanto, ya que Iñaki Soto es, así mismo, impulsor y presidente del “foro de pensamiento Gogoeta XXI”, nacido con el objetivo de analizar y estudiar el fenómeno de la nación y el nacionalismo. Objetivo, este último, a todas luces loable, y para el cual antes que ellos habían surgido otros, con menos ruido y, posiblemente, más nueces. Así, a botepronto, se me antoja el nombre de la Fundación Sabino Arana.

En ellas el señor Soto dice literalmente: "Niri abertzaleen arteko akordio bat izatea baino kezkagarriago iruditzen zait abertzale batzuk honelako akordiorik ez sinatzea. Zergatik ez du EAJk akordio hau sinatu? Nazioaren garapena beraien garapen pribatuarekin lotzen duten alderdiek ezin dute konponbidea lehentasun bezala ipini. (...) Argi baitago gatazka konpònduz gero, gure mundu txiki hau asko eta hobera aldatuko litzatekeela." Es decir: no participáis con nosotros porque tenéis intereses espurios que defender; ¡pero ojito! que todo cambiará, y además a mejor. Dios te oiga, Soto jauna, pero los refranes, que sabios son, dicen que más vale malo conocido que bueno por conocer. Por cierto, ¿a qué viene ese afán por enredar a todo pichichi en vuestros saraos?