"Por méritos propios"


Uno empieza a estar harto de ver a un sector —bastante relevante en cuanto al número— que dice haber llegado al cargo que ocupa por méritos, y no por afiliación. Lo cual, en sí, no tiene tacha: los mejores ocupan cargos en la Administración, independientemente de su adscripción ideológica. Totalmente de acuerdo. Pero eso no es así. Esto es: parte de los cargos son muy buenos; y otros, muy malos. Como en todas partes.

El problema reside en que los más vulgares consideren que están ahí por mor de su excelsa valía personal y profesional; y, en consecuencia, se crean con el derecho a actuar como VIPs, sin más ataduras que las méramente inherentes al cargo. Y yo me revelo. Llevo los suficientes años en la Administración como para haber conocido a cientos de cargos. Los más —por no decir todos— están ahí por adscripción ideológica o por pacer en buen prado, como no podía ser de otra manera, ya que así ha sido toda la vida. Y, además, buena parte de ellos son muy buenos profesionales.

Pero, ¿qué pasa con quienes se sienten libres de obligaciones partitarias porque consideran que están ahí por méritos? No daremos nombres, pero todos los conocemos. Llegan a la oficina con “El Correo” o “El País”, sin ningún pudor, para que su entorno observe que ellos pasan de la hoja parroquial “Deia”. Cuando llega el momento de apechugar “de balde” nunca aparecen: en las elecciones están ausentes, a los “organillos” internos ni aspiran, a las asambleas intrascendentes no aparecen. Y de guinda: no sueltan un duro de su sueldo ni para desplazarse al Alderdi Eguna. Eso sí, aparecerán allá donde brille el sol del lehendakari, del presidente del EBB o de algún personaje relevante.

Razón tenía Arzalluz, y la sigue teniendo hoy día, cuando dice que los michelines pesan mucho. ¡Que si pesan! A veces pienso, aunque sea incorrecto decirlo, que nos hace falta un período de oposición, para oxigenarnos y para poner a cada uno en su sitio. Entonces veríamos quién de los arriba citados apechuga sin más interés que el aprecio (amor es mucha palabra) al partido.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Tienes toda la razón Biturie. Somos bastantes los que andamos ya mosqueados con la casta de arturitos (¿así les llamabamos antes, no?) que estamos creando en el alderdi. Comentas lo del periódico “culto” que llevan, y yo añado: te has fijado en esos mini grupos que forman cada vez que acuden a alguna convocatoria. En cuanto han llegado dos o tres ya se juntan formando un grupo de elegidos –y bien visible por cierto- a la espera de que, según van llegando más arturitos, vaya creciendo el grupo. En ese momento se dirigen a las plazas que suelen tener reservadas en un lugar destacado (no vayan a confundirles con soldados rasos…) y, luego, acabado el acto, de nuevo se constituye el minigrupo, justo a la salida del local para ser bien vistos.

05 abril, 2005 16:27  

Publicar un comentario

<< Home