Vade retro, Satanás...


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El nombre parece sacado de un comic de los años sesenta: El botones Sacarino, Carpanta, el Reporter Tribulete y… Aquilino Polaino. Y es que, con perdón por la licencia acerca del nombre del interfecto, sus recientes declaraciones ante la cámara alta del parlamento español, no hacen sino abundar en la pregunta que muchos nos hacemos: ¿de dónde ha salido este personaje?.

El que quiera, que continúe...

No es función de éste blog juzgar la profesionalidad del Doctor Polaino, que por cierto viene suficientemente avalada por su extenso y multifacético perfil: Aquilino Polaino es licenciado en medicina y cirugía (Universidad de Granada), diplomado en Psicología Clínica (Universidad Complutense), doctor en medicina (Universidad de Sevilla), licenciado en Filosofía (Universidad de Navarra), profesor de Psiquiatría (Universidad de Extremadura) y catedrático de Psicopatología (Universidad Complutense), conocido por el gran público como divulgador y consejero en temática familiar y de salud emocional (sic), pero sí que es nuestro deseo, como ejercicio para conocer los parámetros en los que se mueve nuestra eminencia, proponer la lectura de otra de sus perlas, obtenida gracias a la inestimable ayuda del Profesor Google.

El exorcistaNos referimos a un texto titulado ni más ni menos que Psiquiatría y posesión diabólica, en el que el autor, don Aquilino, reivindica la necesaria y perdida comunicación entre psiquiatras, exorcistas y jueces en lo que al diagnóstico, la terapia y, suponemos, la evaluación de responsabilidades, de determinados cuadros de trastornos de la conducta humana se refiere.

Es curioso que al personaje que nos ocupa no le duelan prendas en aparecer ahora avalando las tesis de determinados obispos, cuando en el artículo que mencionamos les dedica –hablando ahora de las posesiones demoníacas- flores como ésta: me refiero, claro está, a la escasa sensibilidad existente entre muchos creyentes respecto de ciertos factores relacionados con lo demoníaco. (…) Esta insensibilidad afecta no sólo a los sacerdotes en general, sino también a los obispos. De hecho, la figura del exorcista es casi inexistente en la mayoría de las diócesis españolas o, de existir, es desconocida por casi todos.

En fín, dejémoslo ahí por que todavía podría haber añadido ante sus señorías que la homosexualidad es una patología vinculada a los poderes e influencia del maligno: vade retro, Satanás

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Hoy voy de corta y pega, pero no me resisto a transcribir lo que dice hoy Deia del personaje y de sus declaraciones:
AFIRMACIONES como que la homosexualidad es una enfermedad curable y que el perfil de tal conducta viene determinado por un padre ‘‘hostil, distante y alcohólico’’ o una madre superprotectora para los niños o fría para las niña, o haber sufrido abusos o violación por parte de uno de los padres, descalifican a quien las hace, por muy catedrático que sea, como Aquilino Polaino, y a quien lo envió al Senado como ‘‘experto’’ en tan polémico tema, el PP. Una estremecedora muestra del anquilosamiento mental, en el más retrógrado medievalismo, de algunas personas, instituciones y partidos políticos.

21 junio, 2005 13:04  
Anonymous Anónimo dijo...

Con la certeza de que los protagonistas no se van a acercar a esta ventana de la red, os cuento una historia:

Mi cuñada vive con su compañera. Comparten, creo yo, algo más que la vivienda. Es más, este año tienen la intención de adoptar, temporalmente, un niño saharaui.

Yo no sé si son pareja lésbica de hecho. Y no lo sé porque no lo comentan; y no lo sé, porque su familia no dice ni mu al respecto, es la "omertá"; y no lo sé, porque mi mujer también calla, y cuando sugiero a mis hijos que sus parejas pueden ser del mismo género u opuesto, aún hoy se rebela.

Hasta hace bien poquito mi suegro, sentado en la cabecera de la mesa y con tono socarrón, decía que "esos" eran unos cerdos que le daban asco. Hoy no sé lo que pensará, pero se lo calla. Es que la vida da muchos palos o, mejor dicho, pone a cada cual en su sitio.

¿Cuántos de nosotros continuamos con el discurso de "mariquita", "lila", "no eres un hombre", justo hasta el momento en que cualquiera de nuestros hij@s nos venga de "eso"; y ¡hala!, a cambiar de chip.

Una curiosidad: mi cuñada es católica practicante que, como la mayoría de ellos, despotrica contra la iglesia y sus mentores. ¿No fue por eso que a finales de la Edad Media y principios de la Moderna Calvino y Lutero fueron cismáticos y heréticos? Precisamente por no aceptar la suprema autoridad del Papa, entre otras cosas. ¡Estos católicos!

22 junio, 2005 09:20  

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