Para escuchar hay que callar


Desconozco si cuando citó las palabras, mencionó asimismo algún autor de postín, o si, por el contrario dijo haberlas aprendido de su “amama”. Sea lo que fuere, cuando en la presentación del libro de un buen amigo oí que “para escuchar hay que callar”, la idea se me quedó grabada.

Efectivamente, en cualquier forma de diálogo, negociación o debate, la aproximación leal a las posiciones del “otro” debe ser en silencio, dejando de lado los posicionamientos propios y abriendo los oídos y la mente a los postulados contrarios. Sólo así se estará en la vía de alcanzar conclusiones o acuerdos que superen las diferencias iniciales y, a la vez, sean herederos de la parte de razón que legítimamente, en mayor o menor proporción, se contenían en los respectivos puntos de partida.
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Por el contrario, abordar un diálogo sin eliminar los ruidos parásitos que producen las autoafirmaciones de los argumentos propios y la negación o matización sistemática del discurso del “otro”, sería fingir, sería sólo apariencia de diálogo, … sería en definitiva el camino más corto hacia ninguna parte.

En estos días, cuando los preparativos del diálogo –con o sin mesa- para la normalización y pacificación de éste país nuestro, merecen los titulares de los medios cada día, es buen momento para recordar a quienes están llamados a ser interlocutores en ese proceso, aquello de que “para escuchar hay que callar”. A unos y otros conviene recordar que callen y escuchen. Que callen por dentro y que callen por fuera. Que abandonen por un momento “sus verdades” y abran el entendimiento a lo que diga el “otro”, y que abandonen la guerra de declaraciones públicas.

!!!Qué de una vez, la paz y la normalización dejen de ser el argumento de los titulares de prensa y pasen a ser, por fin, objeto de un diálogo, negociación o conversación sincera…. y callada ¡¡¡

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Lo que dices, Basajaun, sería lo deseable. Los políticos debieran olvidarse de la rentabilidad electoral de lo que hacen o dicen y dedicarse exclusivamente a cumplir con la tarea que el electorado vasco les encomendó en la últimas elecciones.

Los primeros días a todos se les llenaba la boca diciendo que era el momento de la política, que era el momento de la solución negociada del conflicto. Coges hoy los periódicos y se comprueba que están todos los políticos rehuyendo el trabajo serio y, como dices, callado, dedicados en cambio a llenar portadas con sus declaraciones.

11 julio, 2005 13:22  

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