Las trampas de Arnaldo


Juez de linea

Le he escuchado esta mañana a Otegi en Radio Euskadi y, según avanzaba la entrevista, en mi soledad frente al café con leche me decía a mi mismo: así cualquiera…, haciendo trampa en las reglas del juego cualquiera gana.
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¿Han oído hablar de fuera de juego posicional? Brevemente les diré que es una de las reglas del fútbol más controvertidas, en sí misma y, sobre todo, en lo subjetivo de la interpretación arbitral para su aplicación. La situación del fuera de juego posicional se produce cuando un jugador del equipo atacante se encuentra situado por detrás del último defensor. Esta circunstancia en sí misma sería sancionable como “fuera de juego”, pero interpretando que la intención del dicho jugador sea participar o no en la jugada, queda a juicio del árbitro sancionar o no aquella falta.


Evidentemente, sería imposible un partido –o al menos sería imposible en términos de igualdad- en el que a uno de los equipos le fuera de aplicación esta norma y al otro no. Quien pretendiera jugar sin que esta regla le fuera de aplicación, jugaría con ventaja siempre.

Pues algo así es lo que parece pretender Arnaldo Otegi.

Hablemos de la convocatoria de manifestación para el próximo domingo. Batasuna, al convocarla, se sitúa posicionalmente en fuera de juego, pero exige que el árbitro no lo sancione. Debe suponerse, pues, que no existe intención de participar el la jugada (¿). La pura norma (la controvertida ley de partidos, en este caso) convierte la circunstancia en antirreglamentaria, pero Arnaldo exige la aplicación del criterio de no intencionalidad y, por lo tanto, convierte a quien sanciona la falta (en este caso, a quien prohíbe la manifestación) en un árbitro sectario e injusto.

Por el contrario, en cuanto al “equipo contrario” se refiere, Arnaldo exige la aplicación más estricta que cabe de la norma. Los derechos de asociación y de manifestación, la libre expresión de la opinión política, la no excepcionalidad del régimen penitenciario, etc… son de aplicación universal y exacta, punto por punto y artículo por artículo.

Pues a eso se le llama hacer trampa.

A título de aclaración: una cosa es decir que Arnaldo hace trampas y otra bien distinta es dar por buenas las actuales reglas del juego. O lo que es lo mismo, la actual ley de partidos es, como el fuera de juego posicional y como toda norma que admita una aplicación que, por subjetiva e interesada, pueda ser aplicada en detrimento de los derechos más elementales cual es, por ejemplo, el del libre pensamiento y expresión políticas, uno de los primeros obstáculos para la normalización política de este País y, en cuanto tal, debe ser derogada o, cuando menos, modificada con urgencia.