Es lógico que conduzcan borrachos


Alcohol+volante

Desde el punto de vista de la lógica, el argumento es intachable: para probar el sistema de seguridad para coches, una de las pruebas más lógicas es conducir bebido. De ahí que los máximos responsables de Volvo hayan solititado del Gobierno sueco una dispensa para que sus probadores de coches puedan conducir bebidos.

Es la tesis que mantiene Quim Monzó en La Vanguardia

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Este verano saltó a los diarios europeos un breve que explicaba que Volvo ha pedido al Gobierno sueco una dispensa para que sus probadores de coches puedan conducir bebidos. En todos los países las leyes son duras con los que se ponen al volante en estado de embriaguez, pero en Suecia aún más. La policía de Estocolmo advierte de que lo máximo que uno puede beber sin que le pase nada es una cerveza. Si te hacen una prueba de alcoholemia y resulta que estás un poco más allá de lo permitido, la multa que te cae es de órdago, pero si estás mucho más allá vas directamente a la cárcel. El resultado es uno de los índices de accidentes de tráfico más bajos del mundo.

A pesar de ello, la solicitud de Volvo se entiende con facilidad. Los fabricantes tienen que probar los sistemas de seguridad que piensan instalar en sus automóviles. Actualmente, Volvo está probando uno nuevo del que no quiere dar muchos detalles. La agencia de noticias sueca TT recoge las palabras del portavoz de la empresa: "Se trata de desarrollar un sistema técnico que avisa si el conductor no reacciona como es debido, sea porque está cansado, mareado, bebido o bajo la influencia de otras drogas". Y, para desarrollar y probar ese nuevo sistema, una de las pruebas más lógicas es conducir el vehículo con las facultades un poco o un mucho mermadas, precisamente para ver si detecta esa merma de facultades y avisa al conductor. Pero ¿cómo detectará el sistema esa merma si el conductor en ningún momento pierde el control porque va sereno? Y si no se prueba el nuevo sistema con un caso real, ¿cómo van a darle el visto bueno y colocarlo en todos los vehículos? Es una situación que sólo se puede resolver si el Gobierno les permite beber antes de ponerse al volante.

La noticia apareció a finales de julio y principios de agosto, y después ya no se ha sabido nada más. Como sucede a menudo, los medios de comunicación consideran interesante la primera parte - la espectacular- y se desentienden de la segunda. De modo que no hemos podido saber si el Gobierno ha accedido o no. Cabe suponer que sí, sobre todo porque los conductores bebidos de Volvo no irían por carreteras o autopistas, poniendo en peligro la vida de la gente. Las pruebas se realizarían en el circuito cerrado que la empresa tiene cerca de Goteborg. Muchos pensarán: y si se trata de un circuito cerrado, ¿por qué pedir permiso al Gobierno? Pues porque la leyes de tráfico se aplican igual en carretera que en un circuito privado, y el prestigio de Volvo se basa, no sólo en lo seguros que son sus coches, sino en lo responsable y legal que es la empresa.

Es una situación semejante a la de esas personas que prueban las vacunas por primera vez, antes de que quede claro si son efectivas o no, asumiendo el riesgo de que, si la vacuna aún no es perfecta, puedan contagiarse la enfermedad. En circuito privado o no, si uno de los conductores borrachos de Volvo se pegase un trompazo y muriese, lo haría por la causa - para salvar las vidas de sus conciudadanos- y por ello sería en cierta forma un mártir. Hay un paralelismo entre los bebedores de Volvo y aquellos santos cristianos que, antes de abrazar la fe y convertirse en buenos chicos, fueron grandes viciosos. ¿Cómo vas a saber de verdad el riesgo y las zozobras del pecado, para luego rectificar, si antes no te pasas un montón?