ETA en su salsa

Pena que ningún bertsolari se acordara en el BEC de los empresarios extorsionados por ETA. Hubiera resultado, a la vista está, un acto de valor. Advierte JJ Imaz a Batasuna que, como consecuencia de la sucesión de atentados “su papel como interlocutor político válido está siendo permanentemente desautorizado por la propia organización armada”. Yo discrepo. Primero, porque la estrategia es conjunta para ETA y Batasuna. No es compresinble, en la actual situación, que cada cual actúe según su criterio.

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Segundo, porque ETA está siendo considerado de facto, tanto por el gobierno central, por el vasco como por el resto de partidos (excepto el PP), como un interlocutor válido en el tablero negociador.

Tercero, porque la capacidad de incidir de ETA reside precisamente en eso: en poner bombas que demuestren que el conflicto violento permanece latente, no silente.

Cuarto, ETA ha vislumbrado un escenario de actuación en el que, con acciones violentas de segundo orden su presencia mediática es igual o superior a la que concitaba en épocas pasadas con asesinatos.

Cinco, y para mí fundamental, estos atentados materiales no surten en la población el mismo grado de repulsa que los anteriores. Es más, cabría deducir de lo visto en estos dos últimos años, que ETA ha superado la mala prensa y el asco que su sóla presencia generaba en la ciudadanía.

Y seis, consecuencia lógica de todo ello es el tirón de orejas del PNV a Batasuna por no intervenir en la erradicación de atentados. Lógica, porque debe resultar descorazonador que con bombas adquieras un caché como agente/interlocutor al que otros no pueden aspirar con la mera actividad política. Y lógica, por lo que alguien ha vuelto a apuntar hoy mismo en este blog: el PNV y Batasuna están condenados a no entenderse políticamente, por cosa del espacio electoral.