¿Se acabó el materialismo?


El autor Ronald Inghlehat vaticina para los países ricos de Occidente una travesía del materialismo al posmaterialismo. Esto es, habrá un tránsito del estado de bienestar social y de seguridad física, al de calidad de vida. Nos ocuparíamos más de temas socio-políticos como la ecología, la igualdad de género, la democracia participativa o el desarrollo de los países hundidos en la miseria. El estudio sociológico del Observatorio de Juventud del Gobierno Vasco, sin embargo, desdice, en éste nuestro país, tal teoría.
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Vamos, que nuestros chavales no tienen la más mínima intención de acceder al posmaterialismo. Pasan de la política y la religión porque, para ellos, la ideología está relegada a los vagones de cola dentro de sus preocupaciones. Lo que verdaderamente les va son el dinero y los bienes materiales. Están más preocupados de la opinión que sus colegas y terceros tengan de ellos y de su apariencia que de la que puedan tener sus padres.

Un dechado de virtudes consumistas, hedonistas, materialistas e individualistas las que adornan las características de nuestros nenes.

Me pegunto yo si las cualidades genéricas de nuestra sociedad son aplicables a nuestros menores. ¿Serán nuestros chavales diferentes de los suecos? Pues yo diría que no. Ni siquiera lo somos los maduros, creo yo. Ahora bien, no sé en qué se ha basado Inglehat para afirmar que estamos adentrándonos en una sociedad posmaterialista más comprometida y más justa. Yo no observo esa tendencia en mi entorno.