Cautela,... para los políticos.


Cautela piden políticos, periodistas, obispos e intelectuales; la piden sindicalistas, empresarios y escritores. Todo el mundo cobijado bajo la cautela, por lo que pudiera pasar.(...)

¿Cautela? Carguen hoy con la cautela los agoreros del infierno, los que se apresurarán a pronunciar un "yo ya lo dije" el día en que decaiga la esperanza. Y entretanto que nos dejen a los demás disfrutar un poco de ella, mientras se alargan los extremos de las playas y los días se vuelven luminosos. Lo que necesita la atormentada ciudadanía de a pie son menos cautelas y más botellas de champán como las que se descorcharon sin recato, sin vergüenza ninguna, con embriagadora inocencia, el pasado miércoles en el Ayuntamiento de Donostia. Ya vale de tantas cautelas: sea esto la conquista de un futuro en paz o sea apenas un pacífico fin de semana, nos lo hemos merecido.

Pedro Ugarte, en El País.