¿Cabe creerse algo?


Corría el día trece de abril y parece que alguien, en el Palacio Foral de Navarra, juzgó indeseable el “aniversario republicano” del día siguiente y optó por llamar a la dócil redacción del Diario de Navarra en un intento de reclamar la atención sobre algo más interesante. Así que la “gacetilla de cordovilla” recogía de boca de José Manuel Ayesa, presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, cómo algunos “empresarios navarros han recibido en los últimos días nuevas cartas de extorsión de ETA, fechadas en el mes de marzo, cuando están a punto de cumplirse tres semanas del alto el fuego permanente de la organización terrorista”.

La piedra estaba lanzada y la mano... escondida.
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Inmediatamente sabíamos que la poli andaba en pesquisas acerca de la fecha de remisión de las cartas de extorsión a los empresarios navarros, así como de determinar el número de empresarios a los que se ha pedido el denominado «impuesto revolucionario». La cosa sonaba rara desde el principio, sobre todo al escuchar de boca de Jose Mª Ruiz Urchegui (Secretario General de ADEGI) que “no hay constancia de que empresarios guipuzcoanos hayan recibido nuevas cartas”.

¿Acaso habría que creer a Miguelico Sanz, en el sentido de que, pese al alto el fuego, ETA estaba dispuesta a seguir fustigando, ahora en exclusiva, a los empresarios del Viejo Reyno? Mientras, el PP creía ver un nuevo filón en su campaña de facilitación y se lanzaba a la piscina, calificando de "atentado" el envío de las misivas a los empresarios navarros y pide al Gobierno que no negocie con la banda.

¿Qué teníamos?: un “anuncio trampa”. ETA en activo y Navarra (con “uve”) nuevamente atacada por el imperialismo nacionalista. Ayesa, Jaime Ignacio del Burgo y Sanz se frotaban las manos: ¡una remesa de cartas de extorsión de ETA! ¡Con bastante menos habían montado la película del 11 M!

Han pasado pocos días y ¿qué queda de todo aquello? Pepiño Blanco ya no habla de remesa sino de una carta" de la que incluso, duda que fuera enviada antes o después del anuncio de alto el fuego. Suena a chiste que, ahora que se da por hecho que sólo existe una carta, el instigador de la "especie" matizara hace unos días que “una de las cartas de extorsión recibida por un empresario navarro lleva matasellos del 7 de abril. Fuentes próximas a esa persona apuntaron que «puede que sean cartas despistadas que han llegado ahora"

Habrá pues que concluir con el título del artículo de Javier Ortiz : ¿Cabe creerse algo?