PSOE, PNV, Batasuna: segundo asalto


Everlast ring gong

Es posible que más de uno y de una esperásemos algo más de la reunión mantenida ayer por Ibarretxe con Batasuna (o, asumiendo el curioso discurso de Pepiño, con Otegi, Barrena y Petrikorena). El Lehendakari ha optado por la discreción o, mejor, por el mutismo, y sus invitados se han limitado a señalar algunos de los temas tratados o, más exactamente, a esbozar su opinión acerca de alguno de los asuntos tratados.

Sea ello lo que fuere, esta reunión, sumada a las habidas en las últimas fechas y a las intervenciones públicas de algunos de los agentes afectados, ponen fín a este primer asalto y nos permiten hacer una síntesis rápida del actual estado de la cuestión:
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El Partido Socialista Obrero Español - porque “el nuestro”, el PSE, como buen subalterno, está en el callejón, dejando que sea “el maestro” quien lidie y, si puede, se luzca con este morlaco- va a tratar de alargar estos minutos de gloria (los “momentos para la paz y la verificación” durarán hasta la vuelta del verano), preparando entretanto la táctica y el equipo que deberá jugar la siguiente ronda, la de la normalización. Algunas cosas ya nos las han adelantado: que en la alineación de gala, entra Rubalcaba por Alonso, y que van a tratar de jugar los primeros partidos “en casa” y achicando espacios: “refundación de la convivencia, sí, pero siempre dentro de los márgenes de la constitución y del Estatuto”. Algo han insinuado también de la alineación que preferirían en el otro equipo, pero eso es harina de otro costal.

La IA, por su lado, parece tener más prisa. Ven encarrilada la parte del proceso que corresponde a ETA y al Gobierno (“no me sorprende en absoluto que Zapatero diga que es un alto el fuego consistente") y prefieren centrar cuanto antes (“ya se dan todas las condiciones para abordar un diálogo multipartito en el que se concrete la creación de la mesa de partidos. Ya no caben excusas ni estar políticamente echando balones fuera") la cuestión en lo que les afecta más directamente: la normalización política y, sobre todo, su legalización. Y tienen prisa por que es esta fase la que van a poder vender a sus bases; la declaración de alto el fuego ha sido para muchos un jarabe amargo que ahora tienen que dulcificar con otros logros en el plano político. La “Euskal Herria socialista e independiente” queda ahora muy lejos. Ahora lo que urge, como primera medida necesaria, es volver a la arena política, volver a los ayuntamientos, confirmar su activo electoral y recuperar así la credibilidad de muchos miles de militantes que lo esperan impacientes.

¿Y el PNV? Pues habiéndose quedado fuera del negociado ETA/Madrid, y es que no podía ser de otra manera, se ve obligado a jugar sus bazas en la fase de normalización. En cuanto a la dinámica del alto el fuego y sus consecuencias en el plano “militar” (armas, presos, etc…) sólo puede hacer lo que está haciendo: ofrecer su lealtad al proceso. Es en la otra dinámica en la que los jelkides se la van a jugar y en la que deben recuperar y reescribir su discurso de siempre: reconocimiento de la nación vasca y del libre ejercicio de su derecho a decidir. Y esto último lo tendrán que abordar cuanto antes, porque si alguien saldría perjudicado ahora de un parón en estas cuestiones, sería el PNV.

¿Problemas?, que los tres tienen el “corasón partío”:

El PSOE, que necesita de la interlocución de “Otegi and Cía” para que la paz sea una realidad cuanto antes, sería el primer beneficiado de este apartheid temporal a los nacionalistas, pero, por contra, Zapatero se deshace en alabanzas hacia el PNV a quien, dice, quiere "tener contento". Así, como gesto especial con este partido para realzar su relevancia en el «proceso de paz», ofrece la golosina de una próxima cita en Moncloa con Josu Jon Imaz”.

Batasuna, que también obtendría, por un lado, importantes réditos del ostracismo y del consiguiente desgaste del PNV, por otro resulta que va a necesitar de toda la presión que aquéllos y especialmente el lehendakari puedan ejercer para agilizar la mesa de partidos y para sentar las bases de lo que habría de ser ese proceso de normalización. Y si el viaje que proponen en primera instancia es el de lograr “un primer acuerdo sobre la metodología, los principios, los compromisos de la mesa de resolución y todo ello a partir de la premisa de que lo que decide este país y los ciudadanos va a ser respetado”, mucho mejor compañero de viaje tienen en el PNV que en el PSOE.

El PNV, por su lado y muy de la mano de la solución que den a sus cuestiones de alineamientos internos, sólo tiene dos opciones: o quedar de segundo plato de unos y otros, o asumir el rol que la actual situación le ha deparado y buscar para su “actuación” el compañero de reparto que mejor entienda el libreto que quiera interpretar: el autonomista o el abertzale.