Algo más que gestión


¿Fue abertzale la gestión de Cuerda? ¿Es española la gestión de Alfonso Alonso? La gestión, en sí, es buen o mala. La peatonalización de calles, las remodelaciones de edificios, la habilitación de polígonos industriales o la promoción de viviendas protegidas se pueden considerar, apurándolo mucho, como intervenciones sociales más o menos avanzadas, pero sin vinculación con una componente nacional. El 85% de la gestión coruñesa es idéntica a la vitoriana. El 85% de una supuesta gestión de M. Martínez se asemejaría mucho a la de A. Alonso, si es que es posible obviar los escándolos como el de FCC y Tres Santos. Hay un presupuesto, y hay que ejecutarlo.
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El presidente del EBB manifestó en su día que con gestión se hace país. No le enmendaré la plana. Quizás tendría que haber apurado más en su afirmación. No es lo mismo gestionar el presupuesto del Gobierno de la CAV, del Ayuntamiento de Vitoria o de la Diputación de Álava. Hay bastantes más posibilidades, si hay empeño en ello, de intervenir con el presupuesto en el desarrollo nacional desde las instituciones comunes que desde las municipales o forales, ya que las políticas más determinantes en clave de país, como es el caso de Educación, están en manos del lehendakari.

Con una gestión municipal o foral más eficiente el ciudadano disfruta de mayor calidad de vida, de más parques, de más centros cívicos o de mejores servicios, pero en ningún caso puede considerarse una gestión más o menos nacional.

¿Qué plus hay que exigir a un representante institucional nacionalista, además de una gestión eficiente? Porque todo el mundo convendrá conmigo en que si no hay elementos de distinción nos quedamos con lo que hay, y punto pelota. Sí que hay, a mi entender, ámbitos de actuación en los que dependiendo de la política que se realice el resultado, en clave de país, varía sustancialmente. Comentaré sólo dos ejemplos, en principio dispares, pero no necesariamente de distinta importancia.

Cada vez es mayor el número de emigrantes en nuestro país, y también en Álava. Los servicios sociales de acogida debieran de transmitir ciertos conceptos, ciertos valores en claves distintas a como lo están haciendo ahora. Los emigrantes vienen a buscarse la vida. De sus países de origen vienen a España o, como mucho, a Europa. No tienen en la mayoría de los casos ni zorra idea de la existencia de un país al que denominan País Vasco o Euskadi, y, además, les importa un bledo. Con esa tarjeta de presentación lo lógico es que envíen a sus hijos a colegios de español, porque el euskara, al igual que a miles de autóctonos, nacionalistas incluso, no les suena de nada, y los modelos lingüísticos, para alguien que viene a sacarse unos cuartos, son algo muy, pero que muy marginal, al igual que para miles de autóctonos, nacionalistas incluso.

Los servicios sociales están en la primera línea de intervención, en el momento de aconsejar dónde y cómo escolarizar a sus hijos. Debieran de desarrollar una labor de integración socio-cultural algo más plural y mestiza que hasta ahora, más apegada al País.

Ahora, un ejemplo de esos que no se aprecian, de los que pasan desapercibidos, pero que por su continua y machacona presencia no dejan de tener importancia: la elección del hilo musical de los centros públicos municipales o forales no es del todo inocuo, ya que Kiss FM no pone jamás en antena música vasca; en cambio, de la música que emite Eitb Irratia un tercio es del país, como muy bien puede apreciarse en los centros cívicos.