Pertur. Las mentiras del poder


Pertur

“Joserra Goikoetxea” taldearen izenean Iñaki Agirre.

Todos recordamos que la invasión de Irak se justificó en que este poseía armas químicas que todavía hoy no se han encontrado. Obviando para ello las resoluciones de las naciones unidas, a sabiendas de que una vez consumada la invasión, la ONU, para evitar males mayores y no dejar dicha potencia como un Estado agresor y criminal, no tendría más remedio que tratar de legislar sobre hechos consumados.

Tenemos muy reciente el 11M cuando el gobierno de Aznar acusaba a ETA de la colocación de las bombas en los trenes. Aunque visto el resultado no le debió salir muy bien.

A lo largo de la historia de Euskal Herria las mentiras cuando no la imposición pura y dura ha sido el elemento para hacer valer el estatus español y francés.


En Hegoalde Fernando el Católico utilizó todo este sistema de artimañas. La bula exigit contumacium esta fechada el 18 de febrero de 1513 (por cierto a los tres días moría de sífilis el Papa Julio II -¿quien firmo esa bula en el Vaticano?-), es decir casi un año después de la conquista del Reino de Nabarra por el ejercito invasor de Fernando que carecía de todo derecho moral para atacar a Nabarra (Dado que el Vaticano en aquella época hacia las veces de la ONU en la actualidad para permitir o no la invasión de un reino). O decir después que toda la resistencia a la invasión era cosa de franceses. Cuando Enrique II de Nabarra entra en mayo de 1521 en Pamplona con su sequito de navarros enarbolando la bandera de Nabarra. Todo esto nos parece muy actual. Pero sigamos.

A finales de la primera guerra Carlista, tras la reunión de Elgeta, Maroto y sus comandantes decidieron el 25 de agosto de 1839 comenzar las negociaciones con tres condiciones: 1) aceptación de Don Carlos como infante de España; 2) rehabilitación de grados a los militares comprometidos en la guerra; y 3) reconocimiento de los Fueros Vascos.

Al día siguiente Maroto y Espartero se entrevistaron en Abadiano. El segundo no admitió la tercera condición sino bajo la siguiente formulación: “Se confirman los fueros en cuanto sean conciliables con las instituciones y leyes de la nación”. Esta redacción no fue aceptada por las divisiones carlistas. El 29 de agosto se redactó en Oñate definitivamente el Convenio. El día 30 Maroto proclamaba un bando de cese de hostilidades. El 31 se entregaron 13 batallones mientras que otros 27 batallones, entre ellos los navarros, exigían previamente la ratificación del Convenio por las Cortes y que fueran reconocidas las partes esenciales de sus fueros. Esto no sucedió y el conflicto no fue sanado “in radice”.

Sin embargo una vez más los historiadores españoles y/o españolizados nos hablan de una crisis dinástica para definir las guerras Carlistas cuando Chao pone en boca de Zumalacarregui:

“He fraguado ante nuestra raza el camino del porvenir…Nuestra sangre, derramada en los combates, hará nacer en los montes una generación de héroes. Testigos de las lagrimas de la patria y de nuestras heridas, nuestros hijos mecidos en cantos guerreros, alimentaran en sus corazones el odio inextinguible de la opresión y se reunirán como hermanos en torno al roble de la libertad, enarbolando la bandera de la liberación; y cuando su invencible falange guiada por la estrella brillante de Aitor, se precipite en la barahúnda de los pueblos, se la verá como un rayo surcando el horizonte”.

Hoy y desde hace 30 años la mentira y la ignominia se cierne sobre Pertur. Un compañero, para los que le conocieron, un amigo de lucha por la independencia y el socialismo, un revolucionario. Un compañero con una personalidad exuberante, con una vitalidad muchas veces incontrolada. Un compañero con el que hemos vivido momentos de triunfo y de derrota, cuando caían como plomos sobre nosotros las noticias de compañeros muertos o encarcelados, con el que se discutía cien y mil veces sobre ETA, sobre Euskal Herria, sobre la revolución.

Un compañero que nosotros hemos perdido.

Pertur es el hombre del paso de la resistencia armada a la lucha política y militar (Muerte de Franco a la transición) y en la segunda parte de VI Biltzar Nagusia las primeras propuestas van en ese sentido.

Pertur es también el primero que trata de definir una política de masas de la izquierda vasca.

Pero lo esencial en sus ideas era que la izquierda independentista y revolucionaria debía de ponerse en cabeza de la lucha de todas las masas, debía llegar con sus planteamientos políticos a todo el Pueblo y ello por supuesto sin renunciar a ninguno de sus principios estratégicos, pero planteando en cada momento las alternativas y soluciones tácticas mas adecuadas a las situación que se esta dando.

La lucha armada es para Pertur, una forma más de actividad política. Su análisis se debe, pues enfocar desde el conjunto de una estrategia y no tiene sentido por si sola.

Evidentemente tiene que supeditarse a la dinámica global de la lucha de clases, pero no quiere decir que no tenga una especificad propia y su papel tiene un alcance mayor que el de un mero apoyo a la lucha de masas.

Pertur estudia fundamentalmente el efecto que puede producir sobre las contradicciones sociales y muy especialmente en las contradicciones en el seno del bloque dominante, como un factor capaz de agudizarlas, por el contrario entierra el mito de la inasimibilidad de la violencia revolucionaria por la oligarquía cuando esta violencia revolucionaria no es capaz de dar resultados a favor del movimiento obrero y de las capas populares y /o esta energía revolucionaria es capitalizado por fuerzas reformistas o incluso sectores de esa misma oligarquía cuando la organización político-militar no esta suficientemente enraizada en el seno del pueblo. Mucho más tarde se hablo de la teoría del nogal y de las nueces.

Y este es punto de partida de la concepción político-militar con la que Pertur inspirará la ponencia Otsagabia. Es en ese momento cuando se produce su desaparición. Es en este momento cuando se produce su silencio. ¿A quien beneficiaba su desaparición? Los Estados Español y Francés callan y no han hecho nada por devolvernos el cuerpo de Pertur. Son 30 años de silencio que con la complicidad de los medios de comunicación a su servicio nos hacen mirar a otro lado como si de un señuelo se tratara. Ellos esconden la mano. Y aunque hablen de manos blancas son manos ensangrentadas de oprimir este Pueblo por el que cantó, luchó y derramó su sangre Eduardo Moreno Bergaretxe.

Perdimos un compañero pero no perdimos al luchador y revolucionario que fuiste.

Gora Pertur.