Trabajo social para Julián Muñoz
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Dice Iñigo Lamarka, nuestro Ararteko, figura que no acabo aún de entender, que los reos debieran purgar sus penas, sus delitos, con trabajos sociales y no en la cárcel ¿Os imagináis a Julián Muñoz, Roca y todos los chorizos marbellíes cuidando con mimo gente mayor y atendiendo a los necesitados? No sé, no sé. A mi lo que me produce subidón es ver a Muñoz, Roca, Conde y De la Rosa en el trullo, mezclados con la chusma carcelaria, por maleantes. Más pronto que tarde saldrán libres y podrán disfrutar de sus fortunas robadas. El estigma les perseguirá toda la vida: siempre serán unos ex-delincuentes. Sobre lo del Ararteko, pues qué queréis que os diga si os soy sincero. Yo no quiero cerca de mí al vitoriano que recientemente mató a golpes a su hija de tres años. Lo que yo haría con él me lo callo. Desde luego que nada que ver con ir de asilos como propone Lamarka. Algo deberán pensar las autoridades de aquí y de Brasil que tienen sus cárceles rebosantes de maleantes. Gran parte de los criminales, asesinos e indeseables que han delinquido no tienen solución. Seamos claros. Que el Ararteko quiera reinsertarlos en la sociedad, lo entiendo. Sólo solicito de las autoridades que si han de estar cerca de mi familia, estén bien custodiados, porque yo no me fío un pelo. Será poca compasión, será desinhibición social, será lo que sea, pero no quiero que sea un miembro de mi familia quien se quede con el zarpazo de un momento de locura del personal en tareas reinserción social. No entiendo la razón por la cual, por una parte, se aleja a los maltratadores de sus potenciales víctimas y, contrariamente, se quiere insertar a los delincuentes entre sus reales víctimas ¿Qué hacemos entonces? Lo que está claro es que las autoridades que tanto y tan bonito elaboran el discurso social está muy alejados en su cotidianeidad de esos a los dicen defender. Hay otro sector poblacional, el más marginal, que sí convive a diario con la delincuencia y los maleantes. Éstos no los quieren ver ni en pintura. Estamos en lo de siempre: oficinistas de cuello blanco y corbata elaborando ideas que luego tienen poca aceptación social. |
3 Comentarios:
Hemengo, creo que sacas las cosas de contexto.
El asesino de su hijo no va a cumplir su condena mediante trabajos para la comunidad.
Hay delitos leves cuya condena consiste en trabajos en beneficio de la comunidad o en pena de prisión que puede sustituirse por trabajos en beneficio de la comunidad.
No todos los delitos merecen la carcel. Pensemos en una imprudencia, en un pequeño hurto, en una agresíón puntual fruto de un calentón en una noche de juerga ... Quienes cometen esos hechos no son delincuentes, y no merecen la prisión normalmente. Sin embargo su conducta no puede quedar sin reproche. Por eso se preven otros modos de cumplir la condena como los trabajos en beneficio de la comunidad. Pensemos en un joven que conduce borracho. Es un delito, pero mandarlo a prisión es excesivo, que mejor condena que obligarle a trabajar con personas que han sufrido accidentes de circulación durante un periodo de su vida?
Ese es el sentido de esas penas. Para que puedan cumplirse se necesitan mecanismos que según el informe del Ararteko no tenemos.
Y todo ello sion entrar en la figura del Ararteko o en este Ararteko en concreto.
Da morbillo ver a los ricos txorizos en la cárcel. Pero imagina al Muñoz o al Conde obligado a trabajar ocho horas diarias en un comedor social con los homeless de Marbella o en un asilo, o en Incosol haciendo camas y limpiado retretes. Taría bien.
Venga, no seas tan duro. O imagínate también que fuera un familiar tuyo el que hubiera caído en el trullo... no por primera ni por segunda vez sino por tercera. Seguro que tú querrías para tu familiar otra oportunidad más.
Al final se reinsertan y hasta hacen vida normal. Bueno, menos los enfermos de sida. Esos no pueden hacer vida muy normal.
Pero en cualquier caso el grado de progreso de una sociedad se mide por cosas como el trato que da a sus delincuentes.
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