Las largas vacaciones de 2006


Prof. César Arrondo. Universidad Nacional de La Plata (Argentina).

El proceso político iniciado en Euskal Herría en el mes de marzo, cuando ETA anunció un alto el fuego en sus actividades, fue tomando cuerpo luego de superada la primera impresión, propia esta, de un momento deseado desde hace mucho tiempo por la gran mayoría de la sociedad vasca.

Pasos positivos se fueron dando en los siguientes meses, en los cuales, tuvieron lugar reuniones entre las formaciones políticas, tertulias, comentarios y opiniones políticas, como así también, los anuncios del propio presidente Zapatero, cuando manifestó su voluntad de negociar con ETA una paz ansiada por todos y apoyar un proceso de normalización política para Euskal Herría.

En los albores de las vacaciones de verano, y con la lógica baja en la intensidad del murmullo político, parece que todo se ha enredado demasiado, donde se intenta perder la claridad sobre la natural independencia entre los ámbitos pertinentes para lograr la pacificación y normalización. Si todas las partes están en clave de resolver el contencioso vasco, no deben quedar dudas, que la pacificación será la resultante de los acuerdos a que arriben ETA y el presidente Zapatero en Madrid, mientras que la normalización política, será producto de los consensos a que lleguen los partidos políticos que actúan en el país vasco. En definitiva, ambos ámbitos de resolución deben ir por caminos paralelos, sin depender o intentar hacer depender el uno del otro, para ser más claros: dos mesas, dos dinámicas.

Resulta necesario imprimir a estos procesos un ritmo diferente, debiendo resolverse rápidamente en Madrid el tema de la ilegalización de Batasuna, quedando claro que la llave para enmendar esta anormal situación, está en manos del Presidente Zapatero. Tampoco las recurrentes comparecencias ante la Audiencia Nacional, la prohibición de manifestar y las persecuciones a militantes abertzales, ayudan a la consolidación de un escenario de resolución política del conflicto vasco, proporcionando además, espacio y protagonismo a quienes se han opuesto desde siempre a cualquier formula de paz y negociación.

Es tiempo de pasar del discurso a la acción, dejando de lado las especulaciones electoralistas. La posibilidad de lograr la paz y la normalización política constituyen un deseo intimo de miles de ciudadanos y ciudadanas. En este sentido, es necesario mantener vivo el ritmo inicial, a partir de una dinámica permanente de construcción, y para que ello sea posible, tal vez debamos anunciar, la finalización de las largas vacaciones del 2006.

Etiquetas: