El MLNV ante el proceso


Uno se pregunta, por eso de que elucubrar es libre, si el proceso tiene marcha atrás. La respuesta es que NO. Puede bloquearse indefinidamente, pero tarde o temprano habrá que retomarlo. Uno se pregunta si ETA volvería a matar, y la respuesta es, necesariamente que NO, que eso tampoco tiene marcha atrás. Puede haber muertos, pero no de ETA como organización, grupo o como se le quiera llamar. Me pregunto también, así mismo, si el MLNV puede estar interesado en un parón o en tensar la cuerda ilimitadamente; y la respuesta es que , que puede estar tentada, más por contradicciones internas que por convencimiento, a llevar hasta el límite su maximalismo.

¿Por qué? Ya lo hemos expuesto otras veces. El objetivo fundamental del MLNV no es tanto poner sobre el tapete su propia situación precaria con una organización política ilegalizada, con unos presos convertidos en valor de resistencia y con un entramado legal dispuesto a decapitarle por enésima vez. Su objetivo es convertirse en la vanguardia del abertzalismo, no sólo de la izquierda abertzale, sino de todo el abertzalismo. No creo, al contrario que otros, que la revolución socialista sea, ahora mismo, uno de los objetivos prioritarios de ese mundo, aunque haya sido recogido en algún documento interno.

El MLNV, en su intento de erigirse, en el único y verdardero defensor del derecho de autodeterminación y de la territorialidad puede estar tentado de romper la baraja para, por una parte, quedarse con la defensa de las banderas citadas y, por otra, cargar la responsabilidad del fracaso a los otros, fundamentalmente al PNV que es su gran adversario ideológico; y dentro de la formación jeltzale, paradójicamente, al sector más soberanista encabezado por Ibarretxe, Egibar y Gerenabarrena. Así se entiende que Otegi y compañía no quieran ver ni en pintura al lehendakari en la mesa preparatoria, libres como están ya de la presencia de los otros representanes del soberanismo jeltzale, por no haber sido incluídos por Imaz en la terna negociadora.

Este último detalle no es nada anecdótico pues permite al MLNV considerar a los negociadores del PNV/PSOE como un único paquete, homogéneo y uniforme, centrado en el discurso del encuentro de sensibiliades, en la transversalidad y en llegar a acuerdos constitucionales. Romper con éstos le resultaría relativamente sencillo, tanto para venderlo a sus bases como para sacar otro tipo de réditos, bien en el aspecto ideológico, bien a nivel electoral si llegaran a presentarse. El MLNV puede estar preparando ese terreno que admite dos opciones: bien boicotea el proceso y queda suspenso per saecula saeculorum, quedándose de cara al futuro como la vanguardia del soberanismo, por alineamiento del PNV junto a las teorías neoestatutistas del PSE; aunque vanguardia irredenta y maximalista. O sino, puede optar por tensar al máximo la cuerda, sin romperla, para responsabilizar al adversario abertzale (PNV) de haberse plegado al constitucionalismo ante las exigencias del Derecho de autodeterminación y Territorialidad.

¿Qué papel está jugando el PNV? Es evidente que son sus representantes en la mesa negociadora quienes posicionan a la formación jeltzale ante el proceso: Imaz y Ariztondo ¿también Urkullu? Su planteamiento es el del PNV. Su alineamiento junto al PSOE es el del PNV. Su toma de postura es la toma de postura del PNV. De ahí que para las reivindicaciones del derecho de autodeterminación, sujeto de decisión y la propia territorialidad sea tan urgente que haya una postura unitaria que sólo puede darse cuando existen, previamente, posturas divergentes. Sólo así podría hablarse de la única postura del PNV. Por eso discrepo abiertamente de lo manifestado por I. Gerenabarrena en la entrevista que le realizó Gara el 23 de julio de 2006 “Haya una, dos o dieciocho mesas, el PNV llevará una visión unitaria”.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Otra vez nos encontramos ante la misma pregunta

¿Y ahora que?

¿estamos en similar situación?

¿se tomara la adecuada?

Simplemente pretendo, que hagamos una reflexión interna, cada un@, si nos encontrariamos en una reunión similar, que decisión tomariamos todos y cada uno de nosostr@s.

Soy consciente que las situaciones nunca son las mismas, pero las similitudes pueden serlo.

¿estamos en ese momento?, ¡¡ en cual hay que tomar una decisión ¡¡

Sin más un saludo

Osasuna eta Askatasuna



Articulo aparecido en el día de hoy en " El Correo"

14 de noviembre

FLORENCIO DOMÍNGUEZ/

El 14 de noviembre de 1981 -mañana se cumplirán 25 años- se reunió el Biltzar Ttipia de EIA, el partido que constituía entonces el núcleo de la coalición Euskadiko Ezkerra, para estudiar la situación de la tregua declarada por ETA político-militar, los 'primos', como les llamaban algunos miembros de aquel partido liderado por Mario o­naindia.

ETA pm había iniciado la tregua ocho meses antes, pero al llegar noviembre se vislumbraba el peligro de que el grupo reanudara la actividad terrorista. Existían rumores de que los 'polimilis' podían poner fin a la tregua, ya que algunos sectores estaban realizando un balance negativo de lo conseguido hasta entonces.

Mario o­naindia, según recoge el acta de la reunión, tomó la palabra ante sus compañeros y realizó un análisis de la situación política: «Al margen de que se consigan o no las cosas, el proceso de lucha armada hace un año había llevado al total aislamiento político de Euskadiko Ezkerra, no teníamos ni puta idea de qué hacer, estábamos al margen de la dinámica que se había impuesto la sociedad vasca (...). Y sólo gracias a la tregua se ha creado una situación política distinta».

En aquel debate o­naindia y otros dirigentes de EIA advirtieron de que un retorno a las armas podría dar lugar a que Euskadiko Ezkerra condenara los atentados y se enfrentara con ETA pm. Al final, con 44 votos a favor, 24 en contra y tres abstenciones, se aprobó enviar una declaración reservada a ETA pm indicándole que, «aunque no sean muy significativos los logros concretos alcanzados», era «absolutamente necesario el mantenimiento de la tregua». Este acuerdo, sin duda, contribuyó a disuadir a los que pensaban en volver a las armas e hizo posible mantener aquella tregua hasta el fin de ETA pm.

Tres lustros más tarde, la sociedad vasca se encuentra ante una tregua que va a cumplir ocho meses, pero cuya continuidad aparece hoy amenazada por el temor a que ETA dé marcha atrás. Batasuna es perfectamente identificable con la situación de la Euskadiko Ezkerra de entonces: la Batasuna de antes de la tregua no sólo estaba aislada y al margen de la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca, sino que además estaba -y todavía lo está- ilegalizada y fuera del juego político.

Otegi y los suyos se dejarían cortar un brazo antes que imitar a Euskadiko Ezkerra, pero es la historia la que los ha colocado frente al mismo dilema que tuvieron que afrontar o­naindia y sus compañeros veinticinco años antes: tienen que decidir si le piden a ETA que mantenga la tregua para que la política tenga una oportunidad o se hunden con la banda. El dilema es el mismo, lo que no sabemos es si tendrán el valor y la lucidez que tuvieron los dirigentes de EIA aquel 14 de noviembre.

27 noviembre, 2006 13:42  
Anonymous Anónimo dijo...

El proceso que comenta ruzabal, si bien lo viví de manera un tanto cercana, no tuve necesidad por razones de edad de posicionarme ante él. Sí he vivido más tarde, sin embargo, las consecuencias de un conflicto político cerrado en falso.

Opino que el proceso de paz actual y el proceso de dejar las armas de ETApm no son miméticos, entre otras razones, como consecuencia de la experiencia adquirida en estos últimos años.

Parece cierto, no obstante, que la izquierda abertzale se ve presionada por un sector descontento (lo que también ocurrió en la tregua de Lizarra), pero quiero creer que en la misma izquierda abertzale existe otro sector importante que presiona en sentido contrario para que no se rompa la tregua. En Lizarra ganó el primer sector, esperemos que este caso no vuelva a ocurrir lo mismo. Las consecuencias electorales para la izquierda abertzale sería nefastas y eso -quiero creer- por propia experiencia ya lo saben. Fue precisamente para evitar esta situación por lo que se propuso la dinámica de separar las cuestiones de pacificación y normalización política, es decir, la Propuesta de Anoeta.


Un ejemplo de este sector contrario a romper la tregua lo podemos encontrar en Joseba Alvarez en las declaraciones realizadas en el juicio que se está celebrando en Paris a 14 ciudadanos vascos.

La cuestión está por lo tanto en lograr neutralizar a aquel sector descontento que presiona con romper la tregua. A mi juicio, se debería articular una dinámica social que acompañe la labor de los políticos en sus intentos de creación de la mesa de partidos. Se le debe quitar la razón políticamente a ETA.

Se debe dinamizar a la sociedad para que a través de firmas, opiniones... manifieste contundentemente su opinión contraria a la ruptura de la tregua por ETA y que el que se declare soberanista lo diga claramente, es decir que está dispuesto a lograr un cambio del marco jurídico por vías exclusivamente políticas y pacíficas. Es necesario que todos lo que nos consideramos independentista lo digamos. ETA debe tener claro que si mezcla las dos cuestiones de pacificación y normalización y por esa razón lleva a romper la tregua las consecuencias políticas y electorales para la izquierda abertzale van a ser nefastas. A mí juicio más importancia se les debe dar a las consecuencias políticas de la ruptura que a otras de tipo más jurídico. En esta labor didáctica no se puede dejar solos a los partidos y éstos debieran incluso promoverla .

Por otro lado, se debe constituir ya la mesa de partidos, sin admitir presiones de ningún tipo: Esta mesa debe comenzar por reconocer la legitimidad de cualquier proyecto político logrado por vías exclusivamente políticas y pacíficas. Un modelo en el que sean defendibles todas las alternativas posibles, incluida la independencia, es el mejor remedio para evitar que se vuelva a coger las armas.

Un acuerdo de mínimos democráticos con el PSOE (en el sentido del acuerdo de Ahotsak) y un acuerdo de mínimos abertzales entre las fuerzas nacionalistas, si bien a nivel de principios podría ser un primer paso para apuntalar el proceso. El PSOE por razones electorales frente al PP parece que no quiere avanzar en el acercamiento de presos, etc. (pacificación). Eso no está en nuestra mano. Avancemos en lo que sí podemos hacerlo, que son los acuerdos democráticos y soberanistas.

28 noviembre, 2006 11:08  
Anonymous Anónimo dijo...

En 1981, la situación de ETApm era bien diferente a la de los "milis".

1. Habían apoyado la participación en las elecciones de 1977, abandonando la farse de Txiberta montada por Monzón y sus mariachis.

2. Participaban en el Consejo General Vasco, con Bandrés como consejero de Transportes.

3. Abandonaron la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) y sus miembros dejaron LAB para integrarse en ELA (un sector estaba en CC.OO).

4. Aunque rechazaron la Constitución, apoyaron el Estatuto ("Estatutoarekin, presoak kalera").

5. Las finanzas de ETA pm no estaban boyantes, tras interceptar algunos envíos y el fracaso del padre de Julio Iglesias ("Papuchi").

6. EIA-EE/ETA pm pintaba cada vez menos en el panorama vasco. Bandrés y Mario Onaindia comenzaron una deriva, primero con una convergencia con el PCE-EPK (para crear un partido comunista vasco), luego, integrándose en el PSE.

7. Durante casi tres lustros, la mayoría de militantes abertzales de EIA/EE se integraron en el nacionalismo democrático. Ni el PSE, ni HB se hicieron con sus votos (repásese la evolución).

8. Acuerdos democráticos y soberanistas, entre fuerzas soberanistas (pero, Batasuna no es democrática). Para lo otro, se le aplica la misma medicina que a EIA hace 25 años. Lizarra, con la experiencia actual, solo sirvió para retrasar la paz.

28 noviembre, 2006 20:00  

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