Quebec, nación

La Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense ha aprobado por 266 votos a favor y 16 en contra la moción gubernamental por la que se reconoce a Quebec como "una nación dentro de Canadá". Ante la inminente tramitación de una propuesta del Bloque Quebequés (BQ), ha sido el propio gobierno conservador quien se ha adelantado a las pretensiones de los “separatistas” tramitando su propia iniciativa que, finalmente, ha sido aprobada por amplia mayoría.

Lo que para algunos, supone una concesión ante las reivindicaciones nacionalistas, para otros –los que pretendían su reconocimiento como nación independiente que “actualmente” está en Canadá- se trata de "un engaño a la opinión pública". Sólo el partido del gobierno está satisfecho: la realidad es que, más allá de cuestiones nominalistas, por ahora nada ha cambiado para el futuro de Quebec y, por ello, lo más exacto sería tomar esta noticia como una “victoria” de la dialéctica conservadora que como un progreso real hacia la independencia que pretenden los “quebecois”.

Así, las palabras de Joseba Alvarez, ayer en París, proponiendo el modelo de Quebec como ejemplo para Euskadi, solo alcanzo a compartirlas a partir de la contextualización que hoy hace Jesús Torquemada: “las cosas siguen como estaban, porque todo dependerá de la correlación de fuerzas en las próximas elecciones en Quebec”. “ [La convocatoria de un nuevo referéndum por la independencia] no depende de si Quebec es reconocida como nación o no, sino de que el partido quebequés gane las próximas elecciones por un margen amplio”. Lo que “es destacable, en cualquier caso, es la tranquilidad con que se debate en Canadá esta cuestión. (...) “Ni los que defienden el “sí”, ni los que defienden el “no”, ninguno tiene miedo de que les maten, les quemen el coche o vayan a la cárcel”.