Me siento orgulloso

Hoy hemos estado allí, “acompañándole bajo la lluvia”. Una vez más, intereses ajenos –cuando no enfrentados- a los de este País, han hecho necesaria nuestra presencia en la calle para decirle al Lehendakari que, en días como hoy, “todos somos Ibarretxe” y, sobre todo, para decirles a quienes promueven, aplauden o consienten aquellos intereses, que el Lehendakari no es Euskadi, que el Parlamento o el Gobierno Vasco no son Euskadi,…

...que Euskadi somos todos y cada uno de los ciudadanos vascos que, cuántas veces vengan los Francos, las Legiones Cóndor, las LOAPAs, los Aznares, los Foros-de-donde-quiera-que-sean, o algunos jueces que si son independientes de algo es, precisamente, de la legalidad y del sentido común, a talar el mástil de la ikurriña y, con ella, el de nuestros derechos como pueblo, otras tantas la volveremos a izar… más alta y más orgullosa.

Como vasco, me siento orgulloso de un Lehendakari que reclama "jugar en la primera división política", porque mientras el presidente del Gobierno español y sus ministros sólo rinden cuentas sobre sus reuniones políticas en el Congreso, "cuando quien toma la iniciativa es el lehendakari es que entonces comete un delito".

Como nacionalista, me siento orgulloso de un Lehendakari que, “por dignidad”, se niega a responder a las interpelaciones del Foro de Ermua por entender que "se trata de una asociación que con sus actuaciones fundamentalmente lo que está incorporando son dosis de odio y crispación en la sociedad vasca".

Como demócrata, me siento orgulloso de un Lehendakari que considera "un despropósito ser encausado por cumplir con el contrato social que admití con la propia sociedad vasca y que hice públicamente" y que "criminalizar el diálogo es volver atrás es necesariamente volver al pasado destructivo".

Como ciudadano que todavía cree en el Estado de Derecho, me siento orgulloso de un Lehendakari que denuncia la vulneración de su "derecho fundamental a hacer política" y admite que sus actuaciones políticas pueden y deben ser "controlables, criticables y discutibles, pero en sede parlamentaria”.