40%


Ese es el titular de Gara del lunes “El TAV es rechazado en el referéndum de Atxondo por el 40% del total del censo”. Todos los que acudieron a votar, salvo cuatro (3 votos nulos y 1 a favor), se posicionaron en contra del TAV. El dato llamativo es, sin embargo, el otro porcentaje: el 60% no acudió a votar. Asignemos a Atxondo un 20% de abstención natural en cualquier elección ¿Podemos deducir que el restante 40% de Atxondo está a favor del TAV?

Si la hipótesis es acertada, cabe también deducir que si en un pueblo, con directa y agresiva repercusión en su entorno, orografía y medio ambiente por la construcción del TAV, sólo 4 de cada 10 se posiciona en contra, es que algo no funciona, pues, en lógica, lo normal sería que todos los habitantes estuvieran en contra ante tamaña infraestructura, máxime si, como los propios organizadores del referéndum afirman, la campaña informativa ha sido intensa: «Ha habido charlas, se han colocado paneles en las calles... Creemos que la gente está bastante informada en Atxondo, aunque no por efecto de lo que ha hecho la Administración. El Ayuntamiento de Atxondo encargó, incluso, un informe municipal que resultó desfavorable al proyecto, pero que fue ocultado».

Con todo, sólo acudió a votar el 40%. Dato que los organizadores califican, extrañamente, de positivo: “Finalmente se entró en el proceso que ha llevado a este referéndum, con la legitimidad de la alta participación vecinal en toda esta iniciativa”. No vale con recurrir al tópico: “Hay que subrayar que la Administración ha ocultado y no ha desarrollado la política informativa que requeriría un proyecto así». Si una autopista, un pantano o el TAV va a ocupar parte de las tierras de mi pueblo, yo me opongo con uñas y dientes. No en balde altera su fisonomía y personalidad de por vida.

Me cuesta creerlo ¿No será que el paso del ferrocarril o de la autopista por las tierras propias genera, en primer término, protesta, y, a posteriori, se solventa con el cazo o la indemnización? ¿No ocurrirá lo mismo con los polígonos industriales, con los campos de golf, con las urbanizaciones, con las empresas insalubres y con todo eso que vuelve el llanto y las protestas iniciales en sonrisa de aceptación a medida que se ven los euros y otro tipo de beneficios?

Afirmar que ”podemos parar el Tren de Alta Velocidad antidemocrático y saboteador” cuando sólo un 40% de un pueblo se posiciona en contra es vivir de espaldas a la realidad. Lo preocupante es que no sea todo el pueblo quien a una (como Fuenteovejuna) se posicione en contra. En un país como el nuestro, diseccionado y cuarteado por autopistas, autovías, corredores, carreteras de todo género, TAV, pistas forestales para vehículos 4X4, con una masa forestal que en Bizkaia y Gipuzkoa se corresponde, en su mayoría, con explotaciones, en un país como éste hay que levantar la voz para clamar y para exigir que si no hay nada que hacer contra el desarrollismo rampante, que (¡qué menos!) nos ofrezcan alternativas para preservar lo poco que queda no destruido.

Por eso extraña que sólo un 40% de Atxondo se posicione en contra del TAV.

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