La paz no puede esperar


Las últimas acciones políticas que se llevan adelante en Hegoalde, tienen como fin la conformación de los gobiernos de Alava y Navarra. Es este sentido, podemos apreciar claramente el desarrollo de las políticas que el Estado español tiene diseñadas para Euskal Herría, cuyo único propósito es garantizar el avance del nacionalismo español, a partir de la instalación en las instituciones políticas vascas, de gobiernos formados por socialistas y populares.

Como contrapartida, la situación interna de los partidos que representan al nacionalismo vasco en su conjunto, no pasan por su mejor momento, y lo hemos podido comprobar, en la formación de los diferentes niveles de las instituciones de gobierno. Pero el problema es más complicado aún, y el debate parece deberá ser de importante calado. Entiendo que las vacaciones podrían ser un buen momento para la reflexión, como así también, para que cada una de estas agrupaciones políticas definan si sus propuestas para Euskal Herría, son de corte autonomistas, o se privilegia un avance soberanista, donde no se descarte que el objetivo final, sea la independencia de Euskal Herría. Es importante que se pronuncien también, sobre las vías para conseguir los objetivos propuestos y si se está dispuesto, como ha afirmado con grandeza el dirigente sindical de (LAB), Rafa Díez, a terminar con las reuniones semiocultas, excluyentes a espaldas de la sociedad.

Es tiempo que el nacionalismo vasco en su conjunto aprenda la lección, y no tener ya más dudas que a los intereses del pueblo vasco, solo lo defenderán los vascos, como así también, que cuando se pongan manos a la obra para llevar adelante la defensa de los mismos, encontrarán enfrente al nacionalismo español, él cual, con diferentes rostros, talantes o maquillajes, defenderá abroquelado sus propios intereses, y utilizará el valor agregado que le da tener una política común sobre el conflicto vasco, para intentar influir o crear divisiones en el seno de los partidos que forman parte del campo vasco.

En septiembre se realizará el pleno de política general, y la mayoría de las sensibilidades políticas del nacionalismo vasco posee su representación en el Parlamento. En tal sentido, este sería un buen momento para sentar las bases de un acuerdo, que incluya retomar el diálogo como herramienta de construcción política y ojalá sea en total ausencia de violencia, pero ya sabemos que hoy por hoy, tanto ETA, como la tortura y las leyes de excepción que desde el Estado ha implementado para el pueblo vasco, lamentablemente son una realidad. Igualmente esta situación antes planteada, no debe constituir un argumento, al menos del nacionalismo vasco en su conjunto, para no poder llegar a acuerdos que signifiquen un avance soberanista, a partir de estrategias comunes, sin protagonismos, ni exclusiones, porque más allá, de la tan necesaria política, se encuentra la sociedad vasca, que solicita ser consultada sobre que futuro desea como nación, la cual, además, tiene muy en claro, que la paz no puede esperar.

Prof. César Arrondo. Universidad Nacional de La Plata (Argentina).

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