Estrategia de respuesta


El Estado está preparando la estrategia de respuesta a la Hoja de Ruta de Ibarretxe y la dinámica de consultas. Así lo reconoce sin titubeos Ramón Jáuregui en un artículo de opinión titulado “¿Desafío y desvarío?”. La sociedad vasca, que desea dar una solución democrática al conflicto, también debe prepararse ante dicha estrategia; y aunar fuerzas tanto de nuestros intelectuales, como periodistas, personas de la cultura, de la sociedad, del deporte….

No es a mi juicio momento de defensa de intereses partidistas. Tenemos la suerte de que en la política hay todavía personas que consideran que el proceso de paz truncado debe tener continuación, ahora con una nueva estrategia y a través de las propias instituciones vascas.

A mi juicio, la izquierda abertzale del entorno de Batasuna, debe dejar los escepticismos baldíos de lado ("¿a dónde nos lleva Lakua?") y apoyar el camino emprendido hacia el acuerdo de convivencia y cambio de marco jurídico en el que todos los proyectos políticos sean defendibles y materializables, también el independentismo.

En el citado artículo de Ramón Jáuregui expone claramente cuales van a ser los argumentos que se van a utilizar contra la propuesta de Ibarretxe. Por su interés paso a resumirlos y a contestarlos:

Delirio del Lehendakari, propuesta irracional e ilusoria. Como si la propuesta del Lehendakari fuera sólo una idea de él, sin tener en cuenta que la mayoría de los ciudadanos están hace ya mucho tiempo demandando de los políticos una solución democrática al marco de convivencia en Euskal Herria, así como el fin de la lucha armada a través de una solución dialogada. Es momento de que los ciudadanos y los partidos políticos que defienden esta solución democrática unan fuerzas y hagan sentir, a través de dicha unión, el suficiente respaldo social a la hoja de ruta presentada por el Lehendakari. Hasta octubre de 2008 no está en juego la independencia está en juego la democracia.

Estrategia radical. No Sr. Jáuregui, estrategia democrática.

Insistencia tenaz de reiterar el Plan Ibarretxe. De nuevo NO, Sr. Jáuregui. El Lehendakari propone una solución dialogada al conflicto político existente en Euskal Herria y –que yo sepa- en esta primera fase no ha presentado ningún modelo concreto de convivencia con el Estado, ni entre vascos. Eso será a partir de la primera consulta o referéndum y en ese espacio tendrá toda la legitimidad democráctica para presentar de nuevo su Plan. El resto de fuerzas políticas podrán presentar sus propuestas. La constancia y tenacidad en el trabajo no es un defecto sino una virtud.

Ilegalidad e imposibilidad de encuadrar el derecho de autodeterminación en el ordenamiento jurídico español. Pues no entiendo por qué. Vías existen en la propia Constitución, incluso sin llegar a modificarla a través de la Disposición Adicional Primera. Otra cuestión es que dar entrada a dicho derecho para los vascos les pueda trastocar su modelo de Estado y lleve a otras naciones por el mismo camino. No es ésta una razón de legalidad sino de oportunidad política, Sr. Jáuregui, cuya gestión corresponde al Estado, que es a quien corresponde gestionarla políticamente. La ley es un instrumento de resolución de conflictos y de integración de intereses, no la utilicen siempre como muro de contención.

La nueva propuesta acarrea división. De nuevo NO es cierto. La nueva propuesta trae todo lo contrario: integración y respeto a todo proyecto político que logre las mayorías democráticas suficientes. La división se crea por falta de unos valores esenciales para la convivencia como es el respeto mutuo. Sin respeto hay división. Con respeto hay integración.

Retroceso en la lucha antiterrorista. Otro argumento reiterativo desde los defensores del Estado central. La mejor manera de evitar que ETA siga ejerciendo la violencia es quitarle la razón. Si el conflicto vasco es resuelto democráticamente y cada cual puede, dentro del sistema legal, defender y materializar sus proyectos sin verse amenazado constantemente por la legalidad y la actuación del los tribunales, a ETA no le quedará más remedio que dejar las armas, y no tengo dudas, además, de que será un alivio para muchos de sus miembros y allegados.

El Sr. Jáuregui finaliza su artículo con cuestiones de tipo electoral para pedir que el Lehendakari se vaya a casa. El Lehendakari ostenta una representación institucional, y su actuación, lógicamente, debe estar al margen de rivalidades electorales que le son ajenas. Ya lo dijo él: si la iniciativa política debe estar condicionada por las diversos procesos electorales, no se podrá proponer nunca nada. Ese debe ser, por lo visto, el objetivo de muchos agentes políticos.

Acaba el Sr. Jáuregui reconociendo que la propuesta del Lehendakari no es un desvarío, pero que hay que tratarla como si lo fuera. Ciertamente, este tratamiento forma parte de la estrategia estatal contra todo lo que nos acerque a la resolución del contencioso vasco, porque quien más tiene que perder en tal solución no son los ciudadanos vascos –piensen como piensen-, que ganarán en convivencia, sino los políticos estatales y toda su estructura político-administrativa, así como económica, que efectivamente deberán ceder cotas de poder político y económico actualmente centralizado en Madrid. De eso no quieren ni oír hablar. Ese es el fondo de la cuestión.

Visto lo que viene en contra, es a mi juicio momento de articular nuestros propios mecanismos de apoyo a la hoja de ruta propuesta por Ibarretxe, para hacer frente a la estrategia estatal dirigida a tumbarla. No porque seamos del PNV o dejemos de serlo o, incluso, que nos sintamos nacionalistas o no, sino porque representa un nuevo intento de lograr un nuevo marco jurídico político para la convivencia en Euskal Herria, y porque resulta profundamente democrático todo su planteamiento. Tiempo habrá para criticarlo si hiciera falta.

Es, por el contrario, momento de reactivar las redes de apoyo que existen en Euskal Herria, y fuera de ella, para la defensa del acuerdo democrático: Ahotsak, Senideak, profesores de universidad como Elkarbide, grupos de estudiantes, Udalbiltza-Udalbide, Lokarri, Oinarrizko Akordio Demokratikoa, Fundación Euskaria, redes internacionales de apoyo y muchos más. En definitiva, la movilización y apoyo de todo aquel que considere que el nuevo escenario va a permitir la discusión democrática de los planteamiento de fondo y va a permitir una convivencia pacífica entre vascos.

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