Los inmigrantes en la campaña


Muy a pesar de ellos mismos, diría yo. A nadie se le escapa que si los 100.000 inmigrantes empadronados en la CAV tuvieran derecho a voto los diarios de Vocento jamás hubieran dado la noticia de "El Gobierno vasco recorta subsidios a los parados para ampliarlos a los inmigrantes". Jamás. Sólo lo hacen porque con ello saben que pueden perjudicar a los partidos del GV, y muy especialmente al PNV, por mucho que el consejero que otorgue las ayudas sea Joseba Azkarraga. Vocento es consciente de que el PP ha calentado el horno con propuestas anti-inmigración. Sabe que la ola contra los inmigrantes recorre toda Europa. Pues justo ahora se preocupa por una Orden del Gobierno Vasco, que, por cierto, en su contenido es algo más amplia que el resumen realizado por El Correo y El Diario Vasco.

1 Comentarios:

Blogger FÍGARO dijo...

PARA CAMAREROS, LOS DE ANTES

La utilización electoralista del miedo al extranjero, al otro , al diferente, la manipulación de los sentimientos y temores de "las buenas gentes" ante el nuevo fenómeno de la inmigración, me parece obsceno, inmoral y además radicalmente injusto.

La realidad, al menos hablando en términos generales, es que los inmigrantes hacen los trabajos que nosotros no queremos: Recogen la fruta y la verdura, frecuentemente en invernaderos saturados de pesticidas y a temperaturas extremas; Trabajan en limpiezas industriales trepando por chimeneas y estructuras con poca o ninguna formación previa, lo que se traduce en un altísimo grado de siniestralidad. Hacen los peores trabajos de la construcción; Son peones forestales, limpiadores, securatas; cuidan a nuestros niños y a nuestros ancianos, etc. etc.

¡Solo nos falta negarles el derecho a tener prestaciones sociales!

Incluso mirándolos desde el punto de vista del más rancio nacionalismo español, habría que reconocerles el “mérito” de que integran ya un 35 o 40 por ciento de la clase de tropa del Ejército.

Evidentemente, el desarraigo de los que vienen de fuera crea problemas de integración, de existencia de ghetos, incluso de pequeñas mafias de las que frecuentemente los inmigrantes son sus primeras y principales víctimas.

Y por fin también es cierto que una pequeñísima minoría de inmigrantes son delincuentes profesionales. Pero no seamos hipócritas, que de eso ha habido siempre, e incluso se ha "favorecido" su implantación en ciertas zonas del Estado.

Todos recordamos al cerebro del célebre asalto al tren de Glasgow, Ronald Biggs, viviendo libremente en la Costa del Sol; O al traficante de armas internacional Kashogui con su super-yate en Marbella, siendo el rey de nuestras revistas del corazón y el asiduo más aclamado de las fiestas más glamourosas de nuestra cursilísima “jet”. Por no hablar de los dictadorzuelos de medio mundo cómodamente instalados en urbanizaciones de Madrid, o de los nazis que llegaron a Mallorca al acabar la segunda guerra mundial.

Las mafias rusas han sido magníficamente acogidas en el Levante español donde han invertido sus ingresos en el boom inmobiliario. Los jeques árabes se instalaban en Marbella con su cohorte de esposas y concubinas, matones, guardaespaldas y etc. y mientras dieran sustanciosas propinas, a nadie le parecía mal que sus esposas usaran velo.

En realidad no somos racistas: Somos clasistas y snobs hasta el aburrimiento, que es aún peor. La ablación del clítoris deja de ser una barbaridad a partir de cierto nivel de renta, lo mismo que la poligamia, o las lapidaciones. Que si hay dinero por medio, nos entra a todos una especie de tolerancia, y de "apertura" de mente magnánima, porque bien mirado ¿Quienes somos nosotros para juzgar a los demás? ¡Que hagan lo que quieran y que sean felices! Que a demócratas y a respetuosos con los demás no nos gana nadie.

Ahora en cambio, si los inmigrantes son pobres, deben de integrarse y aprender “costumbres españolas”: Por ejemplo, comer paella los domingos, aprender a bailar pasodobles, cantar saetas, aficionarse a los toros y hacerse socios del Real Madrid. ¡Se acabó la tolerancia con estos desharrapados que vienen aquí a “hacerse mamografías”! (Arias Cañete dixit).

Y como colofón, y por si quedaran dudas del chollo que es ser extranjero pobre en España, comparemos el porcentaje de población inmigrante con la población total del Estado, y después veamos cual es el porcentaje de población inmigrante reclusa en nuestras cárceles.

Claro que a estas alturas no vamos a pedir a los políticos que tengan vergüenza.

25 febrero, 2008 13:22  

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