Me encontré en la calle con un afiliado (ex diputado en Madrid), y después de cruzar cinco palabras con él, sólo me quedó una sensación: “
no es posible que él y yo pertenezcamos a un mismo bando, yo me siento más cerca de muchos socialistas que de él”. Ahí está, precisamente, el
quid: gran parte de la afiliación jeltzale no comparte, en la práctica, sus ponencias políticas. Y, por ende, muchos de ellos pueden igual de bien estar en el PNV que en PSE que en el PP. Ha sido
Txema Montero quien ha escrito: “
Nos sorprenderá lo generalizado y extendido del sentimiento de la “vasquidad” entendida como auto-reconocimiento o auto-identificación como vasco. Se trata de un concepto pre-político próximo a la autoestima y orgullo de pertenencia, y que no se limita a los confines territoriales de la CAV”
Es decir, hoy día un socialista se siente tan vasco como cualquiera de nosotros, envía a sus hijos a los modelos de enseñanza euskaldunes, está a favor de las selecciones vascas, se posiciona en las encuetas a favor del derecho a decidir, etc. etc. Y un militante hoy, en 2008, del PP defiende el Estatuto de Gernika. Treinta años no han pasado en balde. El abertzalismo, el PNV, tiene que buscar su sitio en ese panorama, y tiene que marcar claramente su espacio, mear y zafarse en las “
mugas”, al estilo del mandato que el Papa he encomendado a los jesuitas, según palabras del nuevo provincial de Hegoalde
Jaun José Etxeberria.
El PSE está ahí, a nuestra vera, con nuestro discurso (a veces más claro), con sus hijos euskaldunizados, con políticos visualmente tan vascos –o más- que los nuestros, con un
fair play más atractivo que el nuestro. ¿Por qué razón va a votar un ciudadano al PNV y no el PSE? ¿Por qué? ¿Qué le ofrecemos nosotros que no lo hagan ellos? ¿Gestión acaso? Empiezan a llover chuzos de punta y, además, los ejemplos de gestión socialista (Donostia, Gasteiz, Eibar, …) no son del todo descorazonadores. Hay que darles algo más.
No me refiero a que la alternativa sea la consulta. El 27 de septiembre de 2007 el
lehendakari habló largo y tendido en el Parlamento. Justo a partir de su
punto 3 se adentró en su
Hoja de Ruta: “
La sociedad vasca no quiere tener papel espectador, desea poder opinar y participar”. Es verdad. ¿Le estamos dando a la sociedad lo que solicita de nosotros?
También expresó dos principios fundamentales: 1.- El principio ético de rechazo a la violencia; 2.- El principio democrático de respeto a la voluntad de la sociedad vasca. Esos dos principios conforman la columna vertebral de la Propuesta de Ibarretxe. Aún así, hoy el
PP sólo acudirá al Kursaal si Ibarretxe calla. E Ibarretxe calla. ¿Por qué? ¿Sólo porque se lo pide el PP?
No le conozco de nada, pero sé que cumplirá su palabra: “
Voy a cumplir mi palabra y voy a plantear una hoja de ruta para romper la espiral”. Estoy absolutamente (su adverbio preferido) conforme con él. Es más, no sé cómo me ubicaría (o reubicaría) en otro escenario distinto. El Nieto de Sabino se posicionaba, a su manera, y decía “
Que Ibarretxe se apoye en votos de EHAK. A pesar de lo que ha dicho el presidente del EBB (que también el PSOE y el PP se han servido de sus votos), yo votaré en contra o en blanco, o me empadrono en Nafarroa (por razones obvias, no me puedo abstener)”. Yo no lo tengo tan claro todavía, Nieto, pero espero que los de EHAK recapaciten y habiliten la consulta del lehendakari. En ese caso me quedaré donde estoy. En caso contario, no lo sé. Y Nieto, volviendo a la interrogante incial: ¿
perteneceremos al mismo proyecto?