María *****


Así eres tú, María. De cinco estrellas. Los españoles suspiran por ti “María somos todos”, “María es de todos”. Te reconfortará tanta adhesión inquebrantable. Cuidadín, hija mía. Casi todos son políticos. Cuando puedan, te la clavan. Yo como tú, amiga San Gil, no me fiaba un pimiento de Mayor Oreja. Él quiere subirse al último vagón, y no dudará en utilizarte. Todos te utilizarán. Hasta tú misma te utilizarás. Tu aportación ha sido antológica “El PNV no colabora en la derrota de ETA y, además, la actitud del PNV ha contagiado el resto de nacionalismos que hay en España”. Esas dudas, lo reconocerás, no son del todo ciertas. A ver, lee con detenimiento: “Con ETA no compartimos ni fines ni objetivos. El Gora Euskal Herria independiente, sozialista eta iraultzailea no es lo nuestro”. Pues es el párrafo de cierre del discurso de Urkullu el sábado en el Euskalduna. Además, las reacciones nacionalistas habidas ayer ante el asesinato de Legutio habrán reforzado tu opinión, supongo.





Yo, si te soy sincero María, no comparto del todo lo dicho por Urkullu, porque no tengo ningún problema en proclamar el “Gora Euskal Herria independiente”. Yo soy, como tú, un nacionalista. Sólo que yo creo en la nación vasca y tú en la española. Por eso soy indenpendentista, por ser abertzale, por ser nacionalista. Y la nación vasca y Euskal Herria existen María. Échale un vistazo al preacuerdo que alcanzaron el PSOE, PNV y Batasuna en Loiola: “El acuerdo resultante reconocerá la identidad nacional del Pueblo Vasco. Dicho reconocimiento recoge así el sentimiento de pertenencia a una nación ampliamente compartido en la sociedad vasca”.

Luego, existe la nación vasca para quienes participaron en aquellas conversaciones. Y también Euskal Herria: “aceptamos que existe una realidad conformada por vínculos sociales, lingüísticos (estos puestos en tela de juicio últimamente) históricos, económicos y culturales llamada Euskal Herria (…)”. Ya ves, San Gil, sociatas, batasunos y jeltzales que creen en la existencia de la nación vasca y de Euskal Herria. Tú no, ya lo sabemos. Tu condición de vasca no será tan estrellada como la de española. Pongámosle que es de dos estrellas.

Comparto los puntos expuesto por el profesor Orella Unzúe sobre qué es ser vasco y qué ser español, basado en una encuesta realizada a un conjunto significativo de ciudadanos. De los españoles-españoles como tú, María, que también os proclamáis vascos, dice, antes de nada que la inmensa mayoría son del PP y del PSOE, (…) y también del PNV. Dice que no creéis que los territorios de Euskal Herria hayan disfrutado nunca de la territorialidad.

En cuanto al idioma vais de la mano con Ruiz Soroa: “El valor esencial de la lengua como instrumento de comunicación está garantizado para todos por la común, por el castellano”. Vamos, que para vosotros es un invento que el euskara sea la lengua de los vascos. Y de los derechos históricos y de la foralidad, ¿qué pensáis? Pues que son un privilegio de los reyes españoles. Y en la misma medida consideráis que el Concierto Económico no es significatvio, y que el objetivo es hacer a todos los ciudadanos igualmente españoles y a todas las autonomías semejantes.

Y así, María, un largo serial que te hacen a ti y a tus colegas vascos (con minúsculas esto último) unos españolazos como la copa de un pino. Los más ensalzados de la España Una, Grande y Libre, porque, hija de mi alma, no me dirás que no añoras/áis a vuestro ilustre generalísimo, y los principios de la Falange. ¡Benditos aquellos tiempos! Eso habréis mamado en vuestros hogares, y eso es lo que os pone a todos: a Losantos, Urquijo, Mayor Oreja, Rouco, Barrio, Aznar(….) No me extraña que nos odiéis. La vuestra (la bandera) es la española, y si tiene la otra insignia en el centro, miel sobre hojuelas. En eso los sociatas van aprendiendo: en el BEC sólo había ikurriñas ¡Te saldría la horticaria (me dicen que la denominación correcta es urticaria), San Gil!