Pena de hijos

Otegi saldrá desenganchado de la prisión, según cuentan. No es el único, pues muchos presos empiezan a estar hasta los mismísimos de los mequetrefes jerifaltes del exterior, que les obligan a apechugar con una conducta suicida que terminará por dejarles en la cárcel, con los miliquitos del exterior derrotados y dependiendo de la compasión estatal para poder ver luz en libertad. Triste paradoja. El comando Bizkaia pretendía asesinar a Rabanera. Eso es, al menos, lo que han concluído las investigaciones policiales, con recurso a la tortura según los detenidos y su periódico de cabecera. El bueno de Rabanera vale más él solito que los siete etarras juntos, porque poco valor humano puede tener quien está dispuesto a cargarse a policías, concejales, senadores y a quien se les antoje, sabiendo como saben que ni los suyos les amparan.

Estos niñatos bien, con coche a los dieciocho, con sueldo de los progenitores mientras no les dé por trabajar, con todos los lujos del mundo a su disposición, sólo encuentran salida a sus caprichos de malcriados introduciéndose en macabros juegos de rol, que es lo único que les pone, les evade de la rutina. Mi alegría por su detención, y mi pena más profunda por los normales y antiviolentos padres (la mayoría de las veces) de estos peligrosísimos descarriados, que quizás ahora se den cuenta que tenían que haber atado en corto a sus hijos en vez da darles de todo. Así es como pagan estos mocosos de armas tomar.